La filósofa María Zambrano escuchó el Cántico espiritual Amancio Prada en 1982. Había pasado casi una década desde que el cantautor leonés presentó en París una primera aproximación musical al poema de San Juan de la Cruz, una de las cimas de la poesía mística y amorosa de la literatura española. En aquella ocasión, Prada estuvo acompañado de Eduardo Gattinoni al violonchelo, en un programa de France Culture, Libre Parcours Récital, que se grabó en directo en el Théâtre de la Gaîté-Montparnasse. Cuatro años más tarde estrenó en Segovia la versión “definitiva”, para voz, guitarra, violín y violoncelo.
“Ni una sola palabra se nos pierde allí donde se da a conocer privilegiadamente en su milagroso presente” este fluir de música y poesía, escribió María Zambrano. “No se pierde en la hermosura, no se embriaga en la voz ni un instante. Música y voz no aparecen, pues, añadidas, sino extraídas del poema mismo”. Porque Amancio Prada, según ha reconocido otro leonés, otro místico de nuestra literatura, el poeta Antonio Colinas, “ha sabido ser, ante todo, fiel a la poesía como fenómeno anímico, espiritual, existencial, sin mistificación alguna. Y fiel a los poetas”.
Desde entonces Prada no ha dejado de cantar el Cántico bajo diversas formas y versiones en todo tipo de escenarios y festivales, como el de Música Sacra de Maastricht, el Festival de Ravena, el Festival Internacional de Santander, la Quincena Donostiarra y en el Ciclo de Cámara y Polifonía del Auditorio Nacional. Y así, de forma continuada y creciente, hasta hoy.
“Sí”, reconoce el propio Prada, “el Cántico es la obra que más alegrías me ha dado. Siempre descubro en él algo nuevo que me sorprende y me emociona. Gracias a esta obra tengo la suerte de cantar en escenarios hermosísimos: en claustros, iglesias, catedrales, y también en plazas abiertas, y salas y teatros por toda España y en el extranjero. Espacios donde la música y la palabra comparten el silencio”.
Pero el Cántico espiritual vendría a ser una de las mitades esenciales de la larga trayectoria del músico español. No se reduce a él, aunque descuelle brillantemente entre su producción. Hay música más allá del Cántico, como la que compone la primera parte del recital que brinda al Festival de Otoño. También es deudora del legado literario español y contiene canciones cuyas letras escribieron poetas como Bécquer, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Federico García Lorca. Más las dos canciones más famosas y difundidas del cantante castellano leonés, Lelia Doura, del trovador gallego del siglo XIII Pero Eanes Solaz, y Libre te quiero, que escribió aquel profesor, poeta y ácrata inolvidable Agustín García Calvo.
CANCIONES
JAULA EN EL PECHO (A. Prada)
SAETA (Gustavo A. Bécquer)
ALEGRA, TITIRITERO (Juan Ramón Jiménez)
CIUDAD ENCANTADA (F. G. Lorca)
SONETO DE LA CARTA (F. G. Lorca)
LELIA DOURA (Pero Eanes Solaz)
ANOCHE CUANDO DORMÍA (A. Machado)
ESPÍRITU SIN NOMBRE (Gustavo A. Bécquer)
ORACIÓN REFLEXIVA (A. Prada)
ADIÓS RÍOS, ADIÓS FONTES (Rosalía de Castro)
CÁNTICO ESPIRITUAL
CANCIONES ENTRE EL ALMA Y EL ESPOSO
¿Adónde te escondiste?
¡Oh bosques y espesuras!
Mil gracias derramando
¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Vuélvete, paloma
Entrado se ha la esposa
¡Oh ninfas de Judea!
La blanca palomica
Gocémonos, amado
Música de Amancio Prada